Creer para crear

Investigación y Desarrollo

Creer para crear

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Desde hace unos días veo en las diferentes redes cómo varios amigos comparten videos de fotos viejas de parientes o antepasados sonriendo y moviéndose. Hasta parece que están vivos.

Investigando un poco encuentro que la compañía creadora de esta tecnología es de origen israelí y que ofrece varios otros servicios en materia de software. Israel, no puede ser casualidad.

Siguiendo con mi scrolling habitual, leo que el furor actual es una nueva red social lanzada meses atrás, en plena pandemia, con una premisa bastante peculiar: chats de audios en tiempo real. En este caso, el origen tampoco me sorprende; Silicon Valley.

Y no, no es sorpresa. Silicon Valley es una zona en el Estado de California, centrada en investigación y desarrollo. Cinco compañías inmensas cuyos valores superan el PIB de países, proceden de ahí. Como ejemplo, el mercado entero de un país de la talla de Suiza o Países Bajos, es superado por uno de estos gigantes. Para ilustrar aún más, el área donde está asentada Silicon Valley es de 121 km2, solo un poco más grande que nuestra ciudad de Asunción.

Por otro lado, volviendo al caso de Israel, país que posee el mérito de haberse desarrollado en tan solo décadas y en medio de guerras. Es uno de los que más invierte en Investigación y Desarrollo en todo el mundo, además de que destaca a nivel mundial en la producción de publicaciones científicas, patentes y en innovación. Para poner en perspectiva, la extensión de Israel es varias veces menor que la de Paraguay, es más, podría decir que, de ser un departamento de nuestro país, estaría entre los más chicos. [NdR: 22.145km2, un poco mayor que San Pedro.]

Por supuesto podría citar varios ejemplos más de países y territorios similares. Sin embargo, el hecho es que las más poderosas economías del planeta son las que apuestan al conocimiento. Debemos entender que el mundo hoy corre en una dirección diferente a la de antes, donde el tamaño de territorio, recursos naturales, población, entre otros, era lo único que importaba.

En Paraguay podríamos cuestionarnos sobre el ranking de nuestras universidades, la cantidad de patentes, la producción científica, el grado de innovación, etc. A pesar de las ya sabidas respuestas, tenemos ventajas. Porque la economía del conocimiento nos puede transformar como país.

Disponemos de talento joven abundante, y con él, muchas promesas. Necesitamos más oportunidades para todos, más acciones serias y comprometidas contra la corrupción. Pero también es importante que como país perdamos el miedo a soñar con proyectos cada vez más ambiciosos.

Creo en la ambición como un poderoso motor que desafía la lógica para transformar realidades, por eso no temo dar rienda suelta a la imaginación. Es el primer paso para avanzar hacia la concreción de una realidad. Necesitamos creer para crear.


Publicado originalmente en LikedIn, reproducido con autorización del autor.

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Agustín Alonso Zapag

Orgullosamente 🇵🇾. Board Member y Shareholders´ Representative en Paracel. Head of Finance en Copetrol y Petrobras Paraguay. Creo en la ambición como un poderoso motor que desafía la lógica y transforma realidades.