El Chaco, el desarrollo sostenible y su fascinante naturaleza: mitos, realidades y desafíos

Ganado abrevando (sXVIII)
Thomas Pritt

El Chaco, el desarrollo sostenible y su fascinante naturaleza: mitos, realidades y desafíos

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Mucho se habla hoy día sobre la preocupante situación del Chaco. En resumen se habla de una de las mayores tasas de deforestación del mundo en una región que todavía mantiene una rica naturaleza, incluso conocida mundialmente como territorios naturales (wilderness area)1. Entonces vamos a analizar la situación general por partes.

Una clara realidad es que el Chaco por muchos años fue relegado y olvidado, al menos en sus áreas más difíciles de colonizar, principalmente debido a su rudo clima. Es así que con el correr del tiempo llegamos a los años 1990 con un Chaco mayormente autóctono, un territorio virgen donde existen muchos valores naturales. Por ejemplo ahí reside una especie endémica de pecarí, que es el tagua. También se encuentran los jaguarete de mayor tamaño de toda su distribución en América, pudiendo llegar a 150kg de peso. Existen guanacos, muchas especies de armadillos como el tatu carreta, tapires, jurumi y hacia el pantanal la nutria gigante y el ciervo de los pantanos, entre muchas otras especies importantes. Estudios científicos han identificado al Gran Chaco como el sitio de mayor diversidad de mamíferos grandes, incluso más que el Amazonas2.

Esta situación cambió hoy en día por varios factores, entre ellos la gran demanda de alimentos a nivel mundial y las nuevas tecnologías que permiten el avance de la frontera agrícola sobre áreas que anteriormente no eran muy aptas a la producción. Esta situación provocó dos fenómenos: a) el cambio del paisaje ganadero de todo el Cono Sur a campos de cultivos de granos; y b) la migración de esos campos ganaderos a territorios marginales, es decir expansión de la frontera agrícola sobre áreas naturales. Un claro ejemplo de ello es nuestro Chaco, donde encontramos productores uruguayos y argentinos en el extremo norte del Chaco árido.

Pero la Agricultura y la Ganadería no son malos, son necesarios. La producción agropecuaria tiene una posición fundamental dentro del marco del desarrollo sostenible dado que no sólo produce alimentos sino también cumple un papel socioeconómico importante, aportando fuentes de trabajo y desarrollo social en sus áreas de acción. Partir de la premisa de que la producción es mala es una idea perversa y está mal. El tema aquí es cómo se realiza la producción y cómo minimizamos sus impactos indeseados.

El proceso que se observa en el Chaco, e incluso se observa en detalle desde el espacio a través de satélites, es el avance de esa frontera agropecuaria a través del cambio de uso del suelo. Técnicamente es tan correcto hablar de cambio de uso del suelo como de pérdida de la masa boscosa o deforestación, ya que lo uno implica lo otro, aunque ciertamente aún estamos lejos de una deforestación indiscriminada como veremos.

Para habilitar una porción de tierra, los propietarios presentan un pedido de licencia ambiental que debe incluir un Estudio de Impacto Ambiental [EIA] si su propiedad es mayor a 2.000ha o si, aún siendo menor, tiene previsto el cambio de uso del suelo en más de 2ha, igualmente requiere un EIA; y aparte también se pide el Plan de Uso aprobado por el INFONA. Todo esto, y otros documentos legales, se presentan a la SEAM, que expide su licencia ambiental sujeta a auditoría y revisión posterior.

El modelo que se presenta básicamente representa la habilitación de aproximadamente 40 a 50% de la propiedad, en los casos que se encuentren dentro del área de la Reserva de la Biósfera del Chaco (Decreto Nº 13.202/01) o del 60 al 70% en las áreas fuera de dicha reserva. Eso que se deja forma parte de su Reserva Forestal y de las franjas de 100m entre los potreros que usualmente tienen un tamaño de 100ha (2.000 x 500m). También se exige dejar al menos 30% de árboles en las áreas de pasturas.

El cambio de uso implica limpiar de cobertura vegetal las parcelas destinadas al cultivo de pasturas para el ganado. Y en algunos sitios se está iniciando el desarrollo agrícola que sí requiere que las parcelas de cultivo estén a tala rasa, libre de vegetación. Entonces el mayor precio ambiental se traduce en esto, en la pérdida de la vegetación natural y en la paulatina fragmentación de lo que era un ecosistema natural continuo a uno con potreros y campos de cultivo intermedios.

Ahora, ¿este modelo está acorde a los conceptos del desarrollo sostenible? En realidad no se sabe con certeza. Existen algunos estudios que están a favor y otros que no. Por ejemplo, Carlini y colaboradores3 hicieron un estudio comparativo de avifauna en 1999, para la GTZ, entre el paisaje de potreros y el bosque chaqueño natural y estiman que de seguir los cambios de uso del suelo se puede llegar a perder el 50% de las especies de aves de la región. Otros estudios locales recién ahora se están realizando gracias al apoyo del programa Pro-Ciencia del CONACYT donde esperamos poder comprender mejor las dinámicas del ecosistema chaqueño y mejorar el manejo de los campos productivos.

Sin embargo está demostrado a nivel internacional, en varios estudios realizados, que la fragmentación es una de las mayores amenazas a la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas. Por ejemplo, Haddad y colaboradores publicaron en una prestigiosa revista científica de alto nivel en 2.0154 un análisis de múltiples estudios sobre ecología de la fragmentación de larga duración, más de 35 años, en los cinco continentes del planeta en múltiples biomas y a distintas escalas. Ellos concluyeron que la fragmentación ocasiona la pérdida de la Biodiversidad en todos los casos (entre el 13 al 75% de la biodiversidad local), así como el deterioro de funciones ecosistémicas importantes por pérdida de la biomasa y alteración del ciclo de nutrientes. Laurance y colaboradores5 estudiaron por 32 años casos de fragmentación en el Amazonas y concluyeron que la biodiversidad en los fragmentos es hiperdinámica, cambia mucho acorde al tipo de manejo que se hace en sus alrededores. Concluyeron que la misma es una amenaza a la biota amazónica ya que actúa en sinergia con otros factores antrópicos como la cacería, la tala y en especial los incendios. En general, pretender que la fragmentación beneficia a la biodiversidad hoy es día es afirmar una locura en la comunidad científica internacional.

No obstante, la fragmentación es un proceso en el que se dan varias situaciones, por lo que es necesario explicar bien en qué situación nos encontramos, y así mismo a qué situación podríamos llegar. En algunos casos, sus efectos son observables de forma inmediata al año de producirse la fragmentación, y en otros, especialmente en los que se mantienen grandes masas forestales, tardan años, según afirman Haddad y equipo.

Ejemplifiquemos eso con algo que podamos conocer todos. En la Región Oriental sucedió el mismo proceso pero bajo otras condiciones que llevaron a la fragmentación crítica del Bosque Atlántico, situación conocida por todos. Este bosque en años pasados era muy rico en Biodiversidad, con abundante fauna y flora. Hoy en día el proceso de fragmentación avanzada hizo que áreas como Santa Rita, por ejemplo, ya no tenga abundantes especies silvestres como el jaguareté, tatu carreta, los pecaríes y otros animales por citar los más conocidos. Sin embargo, esos animales aún hoy día pueden ser observados en áreas donde existen aún grandes masas boscosas, como la Reserva Mbaracayu y su reserva de la biósfera. Ambas regiones se encuentran en distintas etapas de un proceso de fragmentación. En Santa Rita ya no existen grandes remanentes de bosques y por ello dichas especies se extinguieron localmente. En Mbaracayú, si bien subsisten, su condición no es buena debido al grado de aislamiento y es de esperar que se extingan en un futuro cercano si no se toman medidas complementarias (como reintroducción de especies y manejo de poblaciones).

A modo de nota y para demostrar que estamos a la vista de todo el mundo, este proceso de deforestación de la Región Oriental es mencionado en los libros de textos de los EE.UU.6 como un estudio de caso de desforestación masiva de una ecorregión. Así mismo, la misma NASA monitorea y existen sitios web donde se puede observar el proceso en cualquier parte del mundo http://www.globalforestwatch.org/country/PRY.

Atendiendo a que en el Chaco aún se mantienen grandes bosques en las áreas protegidas, y que los modelos productivos en promedio dejan el 55% de sus propiedades con masas boscosas nativas, se podría afirmar que estamos en una posición envidiable para desarrollar la región con los criterios más altos de sostenibilidad.

En este punto es donde tenemos que convenir que los efectos que describí arriba comprenden los costos propios que debemos estar dispuestos a asumir en vistas del desarrollo. Es cierto que el Paraguay tiene aún mucho por crecer. Así mismo, también es cierto que cada uno de nosotros quiere vivir bien, con un estándar alto de vida y eso requiere de desarrollo económico. Pero también queremos eso para nuestros hijos y nietos, y esto se corresponde a la mejor definición de desarrollo sostenible. Aquí en este punto es donde se tiene que responder a la pregunta que hace a la sostenibilidad en todo su contexto, es decir ambiental – social – económico, que es: ¿Hasta qué punto podremos modificar el ambiente?

En este sentido se le carga mucha responsabilidad al productor rural, aunque no son ellos los únicos responsables, sino también nosotros, los habitantes de las ciudades. O sea, nosotros los que estamos en las ciudades somos la principal y mayor amenaza a la conservación de la biodiversidad (esto lo voy a detallar en otro artículo) ya que requerimos de bienes y servicios, la mayoría derivados de esos recursos naturales. Por ello todos somos co-responsables de las decisiones que se deben tomar en vista del desarrollo y de poner los límites que sean necesarios para lograr la ansiada sostenibilidad.

Todo ecosistema tiene un límite. No pueden producir ad infinitum, no pueden dar más de lo que pueden dar. Aquí me viene a la memoria un comentario de un profesor que tuve que decía lo siguiente: El ecosistema es como un avión. Imagínense que estamos en ese avión y que vamos sacando tornillos y remaches del mismo, que viene a ser el uso de sus recursos. El avión puede seguir volando, pero… ¿Hasta cuándo? ¿Cuál sería el último tornillo que podemos sacar sin que se caiga el avión? Ese es el principal desafío (E. Bucher).

Por todo lo expuesto es más conveniente hablar de esta gran oportunidad de alcanzar un elevado nivel de producción sostenible antes que hablar y acusar de una deforestación indiscriminada. Estamos encaminados, pero aún hacen falta muchas acciones. Por ejemplo, entre los desafíos más grandes que podemos mencionar están:

  1. Garantizar que el modelo de explotación se mantenga y no se atomice y desaparezcan los bosques de reserva forestal, tal y como ocurrió en la Región Oriental. Recordemos que en la R. Oriental existe la exigencia de mantener el 25% de la propiedad de aptitud boscosa como reserva forestal desde el año 1973 (Ley 422). Sin embargo, la mayoría de las propiedades realizó el cambio de uso en mayor proporción, aún con la Ley vigente. Para evitar eso, los bosques de reserva deberían inscribirse en el registro público y ya deberían quedar fuera del esquema de habilitación aunque la propiedad se fraccione y se atomice.
  2. Incluir en el Plan de Desarrollo Nacional (2.030) [PDN] los criterios de sostenibilidad. Actualmente este plan se enfoca en el desarrollo bajo la óptica del crecimiento económico pero no cuenta con bases de sostenibilidad que a largo plazo son económicamente más viables. Necesitamos mostrar mayor coherencia entre los planes que elabora el Estado, ya que el PDN no se condice con el Plan Ambiental Nacional [PAN] y la Estrategia y Plan de Acción para la Conservación de la Biodiversidad [ENPAB].
  3. Trabajar en conjunto. Tanto los conservacionistas como los sectores productivos podemos generar una sinergia importante a lo que hace al desarrollo sostenible del Chaco. De hecho hace falta tener ambos sectores que parecen opuestos, y sin embargo son bastante complementarios. Más aún hoy en día en que son los mercados internacionales los que marcan las pautas de las características que requieren de los productos a comercializar. Esos mercados no se dejan influir por las ONGs locales (¡recordemos que el proceso de desarrollo es visible desde el satélite!) Tenemos que dialogar y lograr acuerdos importantes que nos lleven a un desarrollo sostenible.
  4. Conocer más y mejor los procesos ecosistémicos y lo que está pasando a nivel de biodiversidad en el Chaco. Gracias al apoyo del CONACYT es de esperar interesantes resultados a partir de 2.018. Esos resultados podrán traducirse en mejores prácticas de la producción gracias al mejor entendimiento del sistema.
  5. Mejorar sustancialmente el manejo y la calidad de conservación de las áreas protegidas del Chaco, en particular las de categorías de conservación más estrictas (Parque Nacional, Monumento Natural) que actualmente tienen muchos aspectos del manejo por mejorar.
  6. Controlar los incendios. Actualmente se observa en las imágenes satelitales que algunas propiedades tienen sus barreras forestales degradadas por efectos de incendios, por lo que cabría ejercer un mayor control y prevención de incendios.

Conclusión

Todo el tema del Chaco es complejo. El territorio es ampliamente natural, y sería un lindo sueño poder conservar el mismo así en esas condiciones, pero la idea raya lo utópico. Nosotros los conservacionistas debemos tener en cuenta que existen licencias ambientales otorgadas que habilitarán todavía aún más grandes extensiones del territorio chaqueño. Y eso forma parte de las políticas de desarrollo nacional del cual nos beneficiamos todos. Si queremos conservar todo el extenso territorio necesitamos proponer mecanismos financieros sostenibles que puedan mantenerlo. Manejar y conservar áreas protegidas y territorios en estado natural tiene su costo. Nuestro papel debe enfocarse a mejorar los modelos de producción sostenible y trabajar en la conservación de la armonía del paisaje productivo y el paisaje de conservación.

Necesitamos trabajar sobre las políticas para ejercer mayor presión para mejorar los modelos de producción sostenible. Se pueden mejorar las políticas toda vez que vayamos construyendo un mejor conocimiento de los ecosistemas chaqueños. Por ejemplo, es simpático que todo este tema surgió a raíz de la venta de carbón a Europa y no por la ganadería. Hacer carbón del bosque sometido al plan de uso y venderlo, en este caso es una buena práctica y está más acorde al concepto de desarrollo sostenible en vez de quemar los restos del bosque en el terreno. Es buena práctica (aunque no sostenible dado que finalizada la habilitación debe buscar otras fuentes o nuevos modos de producir carbón) pues el aprovechamiento de estos bosques sometidos a planes de uso deriva en generación de empleos y fuentes de trabajo. Supongamos que ahora se detiene totalmente la producción de carbón… ¿Qué pasaría? Simple, la tasa de cambio de uso del suelo seguirá igual ya que no es por causa del carbón, se quemarían los restos in situ y se desperdiciarían importantes recursos forestales con aumento de la carga social (desempleados).

Los productores también necesitan reflexionar sobre la sostenibilidad misma de su actividad en el Chaco. Los mercados son cada vez más exigentes, y la producción necesita del mantenimiento de las condiciones ideales del ecosistema, de los servicios ecosistémicos en particular (suelos, agua, producción de forraje, etc.) En realidad los productores que viven en sus propiedades o que están afincados en el país saben de esto. Pero los modelos basados en inversiones empresariales del tipo S. A. y arrendamientos no se preocupan mucho de ello. En el sentido del mantenimiento de los servicios ecosistémicos, todas las especies cumplen un papel importante, y en especial los grandes depredadores que se ubican al tope de la pirámide trófica. Está comprobado que la extinción de estas especies puede causar incluso el cambio del paisaje en un efecto llamado cascada trófica7. Existen soluciones a los conflictos que la biodiversidad pueda ocasionar a la producción y estamos trabajando en ello.

Por último a la gente que vive en la ciudad, necesitamos ser más propositivos. Nosotros somos la carga pesada que el campo debe llevar sobre sus hombros. No podemos adoptar posiciones acusadoras y liberarnos de toda responsabilidad. Internet es interesante, nos mantiene en comunicación, pero no se puede producir la carne, la leche y el pan en internet… Se pueden establecer muchas políticas pero todo tiene su costo. Se puede pagar por mantener mayores áreas boscosas, se debe mejorar el manejo de las áreas protegidas, se pueden aplicar otros incentivos como pago por muerte del ganado por jaguareté, entre otros.

En ese sentido y para despedirme… ¿Estamos dispuesto a pagar? El desarrollo sostenible es responsabilidad de todos.


Referencias

1 Mittermeier, R.A., Mittermeier, C.G., Pilgrim, J., Fonseca, G., Konstant, W.R. & Brooks, T. (2002) Wilderness: Earth’s last wild places. Cemex: México
2 Redford K.H., A. Taber, J.A. Simonetti. 1990. There is more to biodiversity than the tropical rainforests. Conservation Biology 4:328-330
3 Carlini, A.A., H. Povedano, D. Glaz y G. Marateo 1999. Estudio de la biodiversidad en pasturas. Vertebrados en pasturas desmontadas con diferentes métodos. Estación Experimental Chaco Central, Cruce de los Pioneros, Paraguay 59 pp
4 Haddad,N.M., L. A. Brudvig, J. Clobert, K. F. Davies, A. Gonzalez, R. D. Holt, T. E. Lovejoy, J. O. Sexton, M. P. Austin, C. D. Collins, W. M. Cook, E. I. Damschen, R. M. Ewers, B. L. Foster, C. N. Jenkins, A. J. King, W. F. Laurance, D. J. Levey, C. R. Margules, B. A. Melbourne, A. O. Nicholls, J. L. Orrock, D-X Song and J. R. Townshend. 2015. Habitat fragmentation and its lasting impact on Earth’s ecosystems. Sci. Adv. 1(2):1-9. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4643828/
5 Laurance, WA, JLC Camargo, RCC Luizão, SG Laurance, SL Pimm, EM Bruna, PC Stouffer, GB Williamson, J Benítez-Malvido, HL Vasconcelos, KS Van Houtan, CE Zartman, SA Boyle, RK Didham, A Andrade, TE Lovejoy. 2011 The fate of Amazonian forest fragments: A 32-year investigation. Biological Conservation 144: 56–6. doi: 10.1016/j.biocon.2010.09.021
6 Noss, R. B. Csuti, y M. Groom 1997. Habitat Fragmentation. In: Groom, M., G. K. Meffe and C. R. Carroll (Eds.) Principles of Conservation Biology. Sinauer Associated, Inc. Sunderland, Massachussets. Pp: 213-251]
7 Ripple, W.J.; Beschta, R.L. (2004). “Wolves, elk, willows, and trophic cascades in the upper Gallatin Range of Southwestern Montana, USA”. Forest Ecology and Management. 200: 161–181. doi:10.1016/j.foreco.2004.06.017

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José L. Cartes, MSc

Investigador en Biodiversidad, Categorizado en PRONII, Cat. I – Magister en Manejo de Vida Silvestre de la Universidad de Córdoba, Argentina – Especialista en Biología de la Conservación, Áreas Protegidas y Mastozoología con más de 20 años de trayectoria en Paraguay

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