Tenemos equipo

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Entrevista a Justo Villar, gerente deportivo de la selección nacional.

Hay que elegir bien quiénes son los que te acompañan en tu vida profesional y familiar; son los que estarán contigo hasta el final.

Justo Wilmar Villar Viveros nació en el pueblo de Cerrito, una localidad del Departamento de Ñeembucú, el 30 de junio de 1977. En la canchita de su ciudad inició sus primeros pasos en la que sería una exitosa carrera bajo los tres palos, a la que puso fin un 30 de julio de 2018. Ese día, desde el mismo lugar donde había comenzado anunció que ponía fin a su actividad profesional como futbolista; sin embargo, también anticipaba que seguiría vinculado al deporte, cumpliendo otras funciones, en este caso, nada menos que como gerente deportivo de la Selección Nacional Absoluta.

Hoy, desde esta función, en una semana clave en la que Paraguay enfrenta una nueva fecha del torneo clasificatorio para el Mundial FIFA Qatar 2022 y con el sueño intacto de estar nuevamente entre los mejores del mundo, Justo Villar recibe a QuOI Pro para hablar de su vida, sus proyectos y su visión de lo que es actualmente esta actividad que dejó de ser simplemente un deporte, una pasión que mueve multitudes, para convertirse también en un gran negocio: el fútbol.

QuOI Pro [QP]: ¿Qué significó para vos el cambio de roles; de ser futbolista profesional pasar a ocupar un cargo directivo en la selección?

Justo Villar [JV]: Al principio, el cambio me ayudó a sobrellevar el post fútbol que muchas veces es difícil para un futbolista, porque generalmente el cambio de vida, en lo que conlleva a un entrenamiento de fútbol, del día a día, a estar prendido a eso, te cambia de la noche a la mañana. Pero el poder seguir estando en el fútbol, en este caso, no en la dirección técnica pero si en un aspecto gerencial, a mí me gusta, aunque cambió mis hábitos. Primero el entrenamiento, después, también los tiempos que tenía con mi familia, en la casa. Hay muchas de esas cosas que pasaron, pero me adapté porque muy rápidamente ingresé a este mundo y eso me ayudó a olvidarme; de lo contrario, hubiera estado mucho tiempo pensando en la casa, sobre qué hacer o no hacer. Nosotros, generalmente, no tenemos la vida resuelta después del fútbol. El que se supo manejar bien económicamente, tal vez tiene una vida resuelta, pero después ¿qué hacés con el tiempo libre que te queda? Ese tiempo libre es justamente el que mata al jugador de fútbol, porque termina haciendo cualquier cosa porque quiere hacer algo. En ese sentido, a mí me tocó salir de jugar al fútbol a meterme ya en esto. Entonces, ocupé mi tiempo ya en otras cosas.

QP: Esta figura del gerenciamiento es relativamente nueva, o sea, en tu época no existía. Tal vez en el fútbol argentino, pero acá en nuestro país, no. ¿Cómo se dio este proceso?

JV: En el fútbol argentino lo que había generalmente eran coordinadores. Un coordinador de fútbol joven y un coordinador que se encargaba de la parte administrativa, de los papeles, de lo que atañe a los viajes y todo lo demás. Acá en Paraguay no había eso. Era el dirigente el que se encargaba generalmente de eso porque no era que viajábamos demasiado. El dirigente se ocupaba, un día uno, otro día otro. El que tenía tiempo se encargaba, pero en el fútbol argentino, sin embargo, se comenzó a tener ese tipo de gente que estaba pendiente de cualquier situación que pasase con el plantel.

QP: Es decir, ¿se profesionalizó de alguna manera esta figura?

JV: Si, y acá también de a poco se va tomando eso como una profesión, es una opción.

QP: En tu caso, ¿cómo aprendiste esta función? ¿Utilizaste tu experiencia o cómo se dio ese paso?

JV: Como referentes o líderes en los equipos generalmente cumplimos el rol un poco de gestores en situaciones que afectan al plantel, ya sea con el entrenador o con la dirigencia. Al final siempre terminamos siendo representantes de los jugadores, gestionando problemas, soluciones, premios, viajes y un montón de cosas. Incluso, cuando sos grande te comentan “tenemos dos o tres técnicos” si confían en vos siendo jugador, por supuesto; entonces, uno va aprendiendo de toda esa experiencia. Pero aparte de eso me quería especializar, quería tener un poco más de conocimientos. Hice un curso de gerencia deportiva acá, que se habilitó hace unos 3 años y después hice un curso en la Real Federación Española por 6 meses, donde se vieron un montón de situaciones y todo lo que abarca la actividad deportiva en si: desde gestión con negociaciones, derecho deportivo, marketing, etc.; un montón de situaciones que iban poniendo gente que conoce del tema, y eso me ayudó mucho a profundizar lo que ya conocía. Porque yo conocía mucho de lo que había pasado en la Argentina o en Europa, de lo que evolucionó el fútbol en ese sentido de la organización.

QP: Volviendo a lo que fue tu carrera como futbolista, ¿quiénes fueron tus maestros o tus referentes?

JV: Tuve varios, en diferentes etapas y situaciones especiales, porque un jugador de fútbol de campo tiene generalmente uno o dos entrenadores de fútbol que le marcaron, pero nosotros, aparte de entrenadores de fútbol, tenemos entrenadores de arqueros, o sea, que también tenemos otra rama al lado del entrenador de fútbol en si. A mí como entrenador, como formador de arqueros, me ayudó mucho Modesto Sandoval cuando estaba en Sol de América; es más, cuando era chiquito me insistía muchísimo en ir a entrenar. Cuando yo estaba en las divisiones menores, él me invitaba a entrenar ya con los grandes. Yo era un poco temeroso de lo que pasaría, pero él se jugó y me llevaba de alguna manera. Luego coincidí con otros entrenadores de arqueros de quienes fui sacando cosas, fui aprendiendo de cada uno, pero aparte de eso, en líneas generales entre los entrenadores de fútbol, Ever Hugo Almeida me marcó mucho. Su orden, su organización, su forma quizá un poco rígida de manejar las situaciones... me enseñó muchas cosas de lo que era el arco. Después, me tocó ser parte de una etapa maravillosa de crecimiento de Tata Martino en Libertad y siguiendo después en la selección. Entonces yo ahí aprendí muchas cosas de él y de su cuerpo técnico.

QP: En tu caso vos provenís del interior, de Cerrito, Ñeembucú. ¿Cómo se dio el inicio de tu carrera deportiva en el fútbol profesional, sabiendo que no es muy fácil, con todas las dificultades que existen en nuestros país para los chicos?

JV: La carrera en si uno no piensa. En ese tiempo no pensaba, uno sueña, pero dedicarse profesionalmente al fútbol era un poco difícil siendo de Cerrito. Pocas chances tenía de salir de allá y llegar a ser lo que después terminamos siendo. Pero me ayudó mucha gente, mi familia y entrenadores. En realidad, tenía un preparador físico, era un profesor de educación física del colegio que me ponía bien físicamente y me decía “vos tenés que ir a probar afuera, a Asunción”. Yo tenía 13 o 14 años y llegó un momento en que habló con mis padres y les dijo: “Yo le voy a preparar físicamente para que se vaya y pruebe, total probar no cuesta nada. Y me preparó 6 meses físicamente cuando tenía 14 años y me vine a probar acá. Después, me quedé y eso ya es otra historia. La oportunidad nomás era mi objetivo; tenía que aprovechar esa oportunidad que era una sola seguramente, o quizás tendría otra chance más, pero gracias a Dios aproveché esa chance que tuve y he forjado una carrera; y hoy en día lo volvería a hacer de la misma manera, porque no me arrepiento de nada de lo que hice o dejé de hacer. Con el tiempo uno a veces dice “si hubiera hecho tal cosa capaz que…” pero, yo pienso que lo volvería a vivir de la misma manera como hasta ahora, apasionadamente.

QP: El fútbol tiene muchos momentos de alegría y también sinsabores. ¿Cómo viviste el éxito de los triunfos y el dolor de las derrotas, como por ejemplo ante España en Sudáfrica?

JV: Si, pero el haber estado en un mundial, el haber participado y ser parte de algo tan hermoso como eso, hoy lo valoro de manera distinta, no más como un sufrimiento, sino que fue un momento glorioso para nosotros. O sea que hoy día lo valoras y decís “nos lesionamos” o “perdimos algo”, por ahí, pero haberte perdido una posibilidad de algo más grande puede ser más doloroso. Nosotros llegamos adonde llegamos porque era lo que teníamos que hacer. Muchas veces decimos, “si hubiera estado Salvador hubiera sido diferente” o “Si Tacuara metía el penal hubiera sido diferente”. No sabés, capaz perdíamos 2 a 1 también. O si estaba Salvador capaz que no pasábamos primera fase. Nunca sabés lo que podría haber pasado. Es muy fácil hablar después, que si hubiera hecho tal o cual cosa capaz hubiera mejorado o quizás no también. Entonces, eso queda a la subjetividad de uno mismo. Lo cierto es que estamos orgullosos y felices de haber participado siendo un grupo maravilloso como el que fuimos y que a mí me tocó la oportunidad de ser parte, de ir a otros mundiales. Hoy destaco y veo demasiadas cosas positivas antes que negativas en lo que fue mi carrera en ese sentido. Son causantes de una fortaleza mental de decir “bueno, hasta aquí llegué, pero puedo hacer más, por eso llegué hasta acá”. O sea, la persistencia y la perseverancia de nuestro trabajo y el valorar el lugar donde uno está, porque creo que eso es lo que alimenta mi orgullo de haber sido un jugador del fútbol y de haber recorrido y vivido las cosas que viví.

QP: ¿El mundial de Sudáfrica fue como una revancha para vos, porque en Alemania te habías lesionado en el primer partido?

JV: Lo de Alemania fue doloroso porque en ese momento hicimos un esfuerzo grandísimo con el equipo, con el grupo de selección de 2006 y clasificamos. Yo jugué 16 partidos de 18, no jugué el primero y no jugué el último. El primer partido jugó el Mono Tavarelli en Perú; el segundo partido ya jugué aquí contra Uruguay y el último partido no jugué porque tenía tarjeta amarilla, acumulación de tarjetas amarillas. O sea, jugué 16 partidos seguidos y en la fecha 18 en Venezuela no jugué. Jugó Derlis Gómez y clasificamos al mundial. Todos hicimos un esfuerzo muy grande y me tocó jugar poquísimo en el torneo. Yo había asistido al Mundial 2002, pero participé como tercer arquero porque estaban “Chila” y el Mono Tavarelli en ese tiempo, pero este era mi mundial, yo sentía que era parte importante, había jugado 16 partidos, había sido importante en el proceso, y en realidad jugar 5 minutos me dolió muchísimo. Ahí si pensé que no se daría otra oportunidad porque sabía que clasificar a un mundial era muy duro, pero, gracias a Dios si se dio la chance de tener otro.

QP: Hiciste un gran mundial en Sudáfrica 2010

JV: En realidad todos hicimos un gran mundial, o sea, coincidimos en que cada uno llegó dentro de todo a su tope, quizá no futbolístico en si, sino que mentalmente muy fuertes, un grupo de trabajo muy fuerte. Si nosotros hacemos futbolísticamente una comparación de cómo veníamos llegando, todos los jugadores puesto por puesto, pocos eran los que eran titulares indiscutibles en sus equipos y que habían jugado minutos para tener mucho ritmo de competencia. De los 13 o 14 que entrábamos, que éramos los habituales en jugar los partidos en el mundial, creo que seis o siete eran titulares en sus equipos; después el resto éramos suplentes, incluso yo, que venía de estar en España, pero en el último semestre no había jugado, y así muchos otros. Sin embargo, mentalmente, como grupo, el trabajo que había hecho el Tata Martino con su cuerpo técnico antes, durante y en esa preparación para el mundial, fue excelente para motivarnos y llegar a tope para competir y encarar de igual a igual a selecciones de calidad.

QP: Como que se ponían la camiseta albirroja y era un solo equipo…

JV: Sentíamos esa sensación que cuando veníamos no había esa diferencia de los que si venían jugando normalmente en sus clubes y tenían ritmo de competencia, con los que no jugaban, porque el querer estar, el querer competir, no es sentir la camiseta. Yo creo que eso de sentir la camiseta cada uno siente a su manera, pero si había un contagio de buena energía entre todos porque todos apuntábamos a un mismo lugar y yo no venía para hacerle perder su tiempo a otro, ni el otro venía para hacerme perder el tiempo a mí o perder el trabajo que estaba haciendo para poder llegar. Por eso digo que el Tata y su cuerpo técnico fueron fundamentales en ese sentido, porque ellos nos marcaban el punto y el ritmo de como deberíamos llegar. Y nos dimos todos para llegar a eso, pero después, cada uno tenía que poner de su parte para poder estar, pero la energía positiva que se sentía cada vez que se venía era increíble y eso muchas veces nos hizo ganar partidos que pensábamos que no se podía dar.

El fútbol y la familia

QP: Un aspecto que siempre se tiene en cuenta en la vida profesional del futbolista es la familia. En tu caso como dijiste al comienzo, tuviste que dejar mucho tiempo a tu familia por las concentraciones, los entrenamientos, etc. ¿Cómo vive la familia este aspecto? Y este cambio ahora, ¿cómo lo viven ellos?

JV: Ese análisis ya lo hice yo. Antes tenía más tiempo en casa aunque teníamos concentraciones y esas cosas; ahora no, muchas veces paso mucho tiempo fuera de casa. Pero ellos están habituados, mi esposa me bancó muchísimo desde un principio, ella es mi compañera de vida en esta carrera y siempre se jugó por mí, así como todos mis chicos nos acompañaron en este proceso. Primero de vivir la etapa de jugador, la transición y ahora de pasar a vivir otra etapa. Estamos con mi esposa hace 23 años, 19 años tenemos de casados, tenemos 3 hijos. El más grande tiene 17, él es el que más entendió todo este proceso porque cuando nosotros fuimos a Argentina en 2004, él tenía 1 año, él es quien vivió un poco más todo este proceso, los otros no tanto. En realidad mi hija si, está por cumplir 15. El más chiquito sigue viendo en YouTube porque él dice que no disfrutó mucho de lo que fui como jugador, pero mis hijos más grandes si, ellos si disfrutaron. También el haber vivido afuera 14 años, en países diferentes, a ellos les sirvió como experiencia de vida para entender y valorar lo que tenemos hoy en día. Saben lo que significa mi vida dentro del fútbol y lo que yo vivo apasionadamente y para dónde apuntamos.

QP: Justamente la relación del lado humano con el fútbol tiene que ver con la forma en que hoy en día se maneja este deporte. Vemos que por un lado para muchos es directamente un negocio. Entonces también se mueven por el tema del dinero, e incluso muchos renuncian a muchas cosas por llegar a ese lugar. ¿Será que todo es dinero simplemente, que todo se reduce a ese aspecto?

JV: Llega un momento en que lo único que querés es ser feliz, sentirte bien en el lugar donde estás. Primeramente uno piensa y dice, bueno necesito jugar, ganar dinero, y todo lo demás, pero después te das cuenta que –como dice la frase trillada– el dinero no es la felicidad. Ayuda, pero no es la felicidad. La felicidad está en la familia. Mi familia es mi felicidad; estar con mi esposa y con mis hijos, vivir en un ambiente de tranquilidad... no estoy con ellos todo el tiempo, pero, las veces que estamos disfrutamos demasiadas cosas. Pero esto pasa al principio de tu carrera cuando comenzás a pensar que es una profesión y tenés que ganar dinero porque si se termina tu carrera, vos tenías que haber juntado algo para poder tener un colchón después de la etapa de jugador. Y también están esos que se desviven pensando que todo es dinero pero cuando llegaste allá arriba, está bien capaz que juntaste dinero, pero no tenés una vida equilibrada. Y la vida equilibrada es la que te va a marcar para el resto de tu vida. Claro, los que van a estar contigo por el resto de tu vida son los que están ahí en esa última etapa. Los que estuvieron en la etapa en la que brillaste y estuviste allá arriba quizá no fueron los mejores. Por eso hay que elegir bien quienes son los que te acompañan en tu vida profesional y familiar. Esto es fundamental para un futbolista porque si nos equivocamos en eso perdemos el tiempo, nos hacen perder el tiempo, nos distraen muchísimo, vivimos preocupados de lo que pueda pasar en tu casa, mientras vos estás concentrado. Eso gracias a Dios a mí me tocó vivir de otra manera, viví de una manera ya acostumbrada, mi esposa es hija del que fue utilero de la selección durante 43 años, entonces ella conocía un poco el ambiente, de cómo es la vida de un jugador de fútbol o de una persona que se dedica al fútbol como también fue su padre.

QP: Es muy importante eso porque o sino se hace más difícil…

JV: Si, porque a nosotros nos ven como a un trofeo a veces y uno se siente en una burbuja en la que nadie te puede tocar o sos intocable allá arriba, pero no es tan así. Hay demasiadas debilidades que tenemos, primero en nuestra preparación como futbolistas. Nadie nos prepara para de un día para otro tener fama o tener una repercusión mediática, tener dinero. No estamos preparados emocionalmente, ni didácticamente, ni tenemos experiencia para eso. Muchas veces, el que se te acerca para comentarte o decirte su experiencia, es rechazado porque no es lo que vos querés escuchar. Entonces, tener un poco de fama y dinero, y dejarte llevar por eso, te envalentona un poco y pensás que nadie nunca te va a tocar, pero ahí es donde se te filtran personas que muchas veces no son buenas para tu carrera y donde termina repercutiendo negativamente en tu vida profesional.

El fútbol en pandemia

QP: Estamos viviendo un momento sumamente extraño, momento difícil, y eso se ve también en los partidos de fútbol con los estadios vacíos, con ambientes muy raros. ¿Cómo creés que afecta al fútbol hoy en día en el mundo, no solamente Paraguay?

JV: Es obvio que al fútbol en si, como deporte, económicamente afecta y la pandemia tiene una repercusión muy grande. Como decía recién, el fútbol es economía, mueve muchísimo dinero. Ayer justamente me hizo un comentario mi hijo... veníamos juntos escuchando un partido, pero cambiamos a una estación de FM cualquiera, donde otra vez estaban informando del mismo partido de fútbol, entonces, me dice mi hijo “cómo lo que el fútbol forma tanto parte de nuestra vida”. Y para nosotros los sudamericanos generalmente el fútbol es parte de nuestra vida, es más, se jugó el clásico, de un lado estaban tristes, del otro lado, felices; o sea, esas emociones que te da el fútbol muchas veces tapan, así como la selección. Cuántas veces cuando le fue bien, tapó miles de crisis, y cuando las cosas iban mal terminan sobrecargando la crisis de alguna manera. Entonces, es como un remedio que está en el aire y hoy en día podemos decir que cómo nosotros somos bendecidos de poder disfrutar de nuestro fútbol a pesar de que no podemos ir a la cancha, sino desde la televisión, porque muchos otros países no lo pueden hacer, y van viviendo pensando en su día a día, que le faltan cosas, que puede haber problemas de salud. Pero para nosotros el fútbol es un antídoto para todo eso. En verdad, somos bendecidos en tener esto, ojalá se vaya de a poco aclarando la situación y podamos jugar, aunque difícilmente se pueda estar al 100% como estábamos anteriormente para volver. Ojalá sea así, pero de alguna manera el fútbol repercute siempre positivamente en la sociedad y a eso tenemos que apuntar aparte de lo económico.

QP: No en vano te utilizaron a vos como figura de la campaña de concientización en este momento difícil que estamos viviendo… ¿qué mensaje le darías a la gente?

JV: Tenemos que poner todo lo mejor de cada uno. Tenemos que vivir también formándonos, capacitándonos en el sentido de poder transmitir un mensaje positivo en este momento. Hay mensajes que son muy negativos y obviamente no hay que apañar las cosas malas que pasan, porque hoy en día las cosas negativas tienen una repercusión muy fuerte y la gente piensa que todo está mal y yo creo que no todo está mal, porque todo lo que se hizo acá para que volviera el fútbol fue un esfuerzo enorme: horas de sacrificios, de reuniones, un montón de cosas como cuidarse, tanto los jugadores como los clubes. Todos deben poner algo de su parte para volver; entonces, yo creo que lo positivo partió desde el momento en que necesitábamos nuevamente sentirnos vivos jugando al fútbol así que todos estamos un poco en esta campaña.

QP: ¿Cómo ves la realidad del Selección Paraguaya hoy?

JV: Creo que hoy estamos igualados con el resto, quizá no técnicamente, pero futbolísticamente venimos a la par de todos porque si miramos nuestro fútbol nosotros tiempo atrás ya comenzamos a jugar nuestra liga y los otros todavía estaban parados. Pero, pienso que como selección estamos en una etapa de, no quiero decir refundación, porque no creo que sea esa la realidad, pero me parece que de reinicio de una etapa donde los chicos que tenemos dejaron de ser chicos, son parte de una selección con varios partidos encima. Tuvimos un año de muchos amistosos, de conocer al cuerpo técnico, de conocer al plantel, de saber dónde estamos parados, con quiénes vamos a competir y quién está mejor. Uno estando acá hace un análisis más o menos rápido y sabe que está con posibilidades de pelear una clasificación, de poder pelear para clasificar a un mundial con los jugadores que tenemos. Tenemos que seguir haciendo bien las cosas y mejorar día a día. No solamente nosotros como organizadores, los que impartimos los tiempos para jugar al fútbol, sino también los jugadores tienen que saber que es una oportunidad para ellos de volver a llevarnos a un mundial. Eso está mucho en ellos, es más, yo diría que el 90% de las posibilidades que tenemos está en los jugadores siempre. El 10% nosotros los tenemos que organizar y ponerles las condiciones para que ellos estén bien y hacer las cosas como tienen que ser. Pero yo creo que tienen esas ganas y saben sus posibilidades, saben el plantel que tienen, el equipo que tienen. Y solo no sobrepasarnos con el exitismo y tampoco cargarnos con angustias queriendo que todo se solucione, que esté todo rápido y que estemos jugando el mundial. Esto es con mucha paciencia y eso del paso a paso está muy bien en este análisis.

QP: Una última cosa Justo; sobre la elección de Berizzo, vemos que cayó bien, transmite cierta tranquilidad y en ese sentido es muy parecido al Tata. ¿Qué opinás al respecto?

JV: Si, pienso que la elección de él se basó más que nada también en que nosotros somos una selección que siente mucho, somos mucho de piel, necesitamos nosotros sentir cuál es un poco el trato que tenemos, como trasmitimos lo que vivimos y él en eso sabe trasmitir. Es un entrenador que tuvo su paso por la selección chilena bajo el mando muy aplaudido y bien visto por todos como el de Bielsa. Además estuvo en Europa. O sea, creo que reúne las condiciones perfectas como para que los jugadores crean en él, crean en lo que nosotros queremos hacer y que principalmente los jugadores sientan que nosotros creemos en ellos. Lo que les estamos transmitiendo es que ellos son capaces de lograrlo y, en ese sentido, Eduardo [Berizzo] tiene una comunicación muy fluida con ellos así como nosotros también intentamos que ellos sientan que estamos en todos los detalles, no para mimarlos, sino para ayudarlos a lograr el objetivo. Esa es nuestra tarea hoy en día.