Haciendo un recorrido por nuestro rico cancionero latinoamericano encontramos a diferentes compositores con el grito, el deseo de algo más. Desde Silvio Rodríguez, uno de los más grandes poetas cantores de los últimos 50 años, hasta Jorge Drexler, cantor y compositor uruguayo, para mí el más emblemático de los últimos 15 años. Nos introducimos en el poeta y cantor cubano y allí encontramos composiciones como ¿Quién fuera?, ¿A donde van?, y Se demora, canción que es un verdadero grito de deseo de infinito.
Se demora el trillo que va al cielo, se demora el día de mi vuelo, y yo me impaciento, y me sueño al viento, se demora el pájaro cantor, se demora el verdadero amor, se demora, se demora, pero no olvidaré que hay aurora.
Este es el corazón del hombre, deseoso de felicidad, pero ahogado muchas veces por las ideologías.
Ahora nos introducimos en el compositor uruguayo y nos encontramos con canciones como Quien quiera que seas, Soledad, y Al otro lado del río, ganadora de un premio Oscar como mejor canción de película extranjera con Diarios de Motocicleta.
El día le irá pudiendo poco a poco al frío, creo que he visto una luz al otro lado del río. Sobre todo creo que no todo está perdido, tanta lágrima, tanta lágrima y yo, soy un vaso vacío. Oigo una voz que me llama casi un suspiro, Rema, rema, rema, Rema, rema, rema. Yo muy serio voy remando y muy adentro sonrío, creo que he visto una luz al otro lado del río.
No me quedan dudas de que este grito, este deseo de felicidad, de plenitud humana es una marca profunda, hasta diría ontológica en cada uno de nosotros. Si esto es así verdaderamente nos queda dar el siguiente paso, para mi fundamental, que es la búsqueda incansable de este Algo más.
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